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Espacios protegidos

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Nombre Figura de protección Descripción
Covalagua Zonas de Especial Conservacion (Directiva Habitat)
(Categoría UICN: No aplica)
Covalagua se sitúa al noreste de la provincia de Palencia, en el límite con la provincia de Burgos y Cantabria. Se encuentra en las estribaciones más occidentales de los Páramos de la Lora, en la zona de contacto entre los relieves de la cordillera Cantábrica y los materiales sedimentarios de la cuenca del Duero. El páramo de Covalagua, también denominado Lora de Valdivia, es un gran sinclinal colgado donde se desarrollan fenómenos de modelado kárstico tales como dolinas, lapiaces, uvalas, cuevas y surgencias que configuran un espectacular paisaje de gran interés geológico y geomorfológico. Este territorio presenta tres tipos de superficies claramente diferenciadas, la llanura esteparia de la culminación del páramo, que ocupa la mayoría del espacio y donde los usos ganaderos son predominantes, las laderas que la rodean, en buena parte forestales, y la campiña entorno a los núcleos urbanos que limitan con el Espacio, donde se localizan superficies cultivadas, fundamentalmente de secano. En el extremo norte del espacio y refugiado al abrigo de los paredones del mirador de Valcabado pervive un hayedo basófilo xerófilo de gran interés, apareciendo en las zonas más bajas de este lugar una mancha de melojar maduro y repoblaciones de pinos (Pinus radiata, P. nigra y P. sylvestris). En el valle de Covalagua destaca una formación tobácea con su facies de musgo asociada a la surgencia presente, así como un quejigar donde aparecen pies aislados de hayas, tejos o acebos. En las inmediaciones del río Covalagua se dispone un bosque mixto de ribera y en el resto de las laderas del espacio conviven principalmente masas mixtas de rebollo y quejigo con orlas espinosas, aulagares pulviniformes de Genista hispanica subsp. occidentalis y terrenos cultivados. En el tercio más septentrional de la plataforma de culminación del páramo, destacan las plantaciones de coníferas que presentan una escasa productividad, habiendo afectado el subsolado al sustrato rocoso. La superficie del páramo, donde los suelos someros son predominantes, está poblada fundamentalmente por tomillares, destacando la presencia de formaciones vegetales particulares de las dolinas con taxones de interés. También destaca la abundante representación de la vegetación casmofítica que coloniza y prospera sobre las paredes y afloramientos calizos distribuidos por el espacio. Existe un extenso y singular campo de dolinas en la plataforma de culminación del páramo, con algunas muy bien conservadas que albergan bosquetes de álamo temblón y avellanares de elevado interés de conservación.
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Calamocarro-Benzu Lugares de Importancia Comunitaria, Zonas de Especial Proteccion para las Aves (Directiva Aves)
(Categoría UICN: No aplica)
El lugar forma parte del piso bioclimático termomediterráneo inferior con un ombroclima de tipo subhúmedo, alrededor de 600 mm. de precipitación media anual. Fitocorológicamente se encuadra en la Provincia Tingitana, dentro de la Región Mediterránea. Además, debe destacarse la importancia de las criptoprecipitaciones en esta zona, ya que son fenómenos frecuentes que contribuyen a reducir notablemente el efecto del déficit hídrico estival. Los materiales geológicos mayoritarios son las filitas color de humo, pertenecientes a la Unidad de Beni-Mesala y las calizas alabeadas del Devónico, del Grupo del Sinclinal Hadú-Fnideq. Intercaladas entre las citadas filitas aparecen barras de cuarcitas, responsables de los resaltes topográficos del lugar. Además, aparecen calizas, dolomías y una serie cuarcítica flyschoide, también integradas dentro de la Unidad de Beni-Mesala, un pequeño afloramiento de flysch oligoceno (Unidad de Beliunex), y esquistos y grauvacas grises de la Unidad del Fuerte de Isabel II. La presencia de cuatro unidades estructurales distintas refleja la complejidad geotectónica de la zona donde se ubica el lugar, situada en el margen interno del punto de inflexión del Arco Bético-Rifeño. Toda esta zona se caracteriza por presentar materiales afectados por un metamorfismo alpino notable y por la relativa antiguedad de los fenómenos tectónicos que los han deformado. Las filitas color de humo, cuya edad se remonta al Pérmico, han sufrido un metamorfismo de grado medio-bajo y se presentan alabeadas y plegadas de forma isoclinal, localmente muy trituradas y con un fuerte grado de esquistosidad. Estas características tienen como consecuencia un importante incremento de los fenómenos erosivos en determinadas zonas. El relieve del lugar es muy accidentado, dominando las pendientes muy fuertes (30 - 50 %), particularmente en las áreas más elevadas. A medida que disminuye la altitud, pasan a predominar las pendientes de tipo fuerte (20 - 30 %). Los elementos estructurales dominantes en el paisaje del lugar son los bióticos, con trazas de elementos abióticos y antrópicos. Desde un punto de vista funcional, puede calificarse como un paisaje rural, aunque en progresión por la recuperación espontánea de la vegetación natural debida al abandono casi total de las prácticas agropecuarias. El atractivo paisajístico del lugar es muy elevado, lo que obedece a la geomorfología de la zona, con grandes variaciones en las pendientes, a la enorme heterogeneidad del paisaje vegetal con numerosas formaciones distintas y a la presencia inmediata de masas de agua marina. Tanto la calidad visual intrínseca como la del entorno inmediato del lugar son especialmente relevantes en los puntos más elevados, que poseen una gran profundidad de su cuenca visual. Como hábitat especialmente importante, no incluido en el Anexo I de la Directiva 92/43/CEE, destaca la comunidad Rupicapnetum africanae, la única formación calcícola exclusivamente norteafricana de todo el territorio español y de la Unión Europea. Dicha comunidad cuenta con elementos vegetales de excepcional interés al tratarse de endemismos de areal muy reducido y que además, en la mayoría de los casos, presentan una alta fragilidad y grandes dificultades para su regeneración natural. Finalmente, debe precisarse que del 48% indicado como monocultivos forestales, una tercera parte está integrada por pinares (Pinus sp.), formaciones que permiten cierto grado de desarrollo de las comunidades arbustivas autóctonas. Además, en determinadas zonas ocupadas por matorral puede constatarse la presencia de alcornoques (Quercus suber) dispersos, alrededor de los cuales existe una regeneración natural del alcornocal.
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Zona maritimo-terrestre del Monte Hacho Lugares de Importancia Comunitaria
(Categoría UICN: No aplica)
Los materiales presentes en el lugar son los denominados gneises ocelados del Hacho, pertenecientes a la Unidad Monte Hacho-Sierra Blanca de la zona interna profunda del Arco Bético-Rifeño, constituida por materiales afectados por un metamorfismo de gran intensidad que ha aumentado la cristalinidad de los mismos. Esta formación se presenta fuertemente diaclasada, con planos de fractura característicos con dirección media de 96º y 16º N, y buzamiento subvertical y 70º S, respectivamente. Estas direcciones de fractura conforman los entrantes y salientes de los acantilados. Además, una importante falla con dirección 155º N origina la "Cala del Desnarigado", la única playa del lugar de cierta extensión. En el aspecto geomorfológico, el lugar presenta dos zonas diferenciadas: una de orientación E constituida por acantilados verticales o subverticales de 30-50 m. de altura, con numerosos entrantes y salientes y una playa formada por materiales de depósito de textura muy gruesa; y otra de orientación NO que presenta afloramientos de roca madre de 15 m. de altura máxima, intercalados con depósitos de reducida extensión formados por materiales de textura media-gruesa. En la zona Este del macizo se forman gran cantidad de calas y zonas protegidas del hidrodinamismo dominante; además en algunos lugares los entrantes son muy angostos y las zonas oscuras y frescas muy abundantes. Debido a lo escarpado del territorio, las zonas intermareales son estrechas y existe un buen número de pequeñas cuevas que quedan al descubierto con la marea baja. El aspecto geomorfológico descrito anteriormente se mantiene en los primeros metros del submareal, los fondos cercanos a los acantilados suelen ser arenosos y arenoso-pedregosos. Hay un gran número de peñas y roques en las cercanías de los acantilados y los fondos alejados de éstos son mucho más aplacerados, combinándose las plataformas inclinadas con extensiones de grandes bloques sumergidos. La zona NO es mucho menos escarpada y los arrecifes costeros intermareales son amplios y abundantes. Los fondos crecanos a la costa son arenosos y los más alejados combinan los fondos de arena con plataformas sumergidas que en algunos sectores ofrecen grandes desniveles. Las condiciones oceanográficas del lugar son el resultado de una combinación de características físico-químicas producida por el encuentro de los dos mares que bañan las costas. Además se producen una serie de fenómenos locales que tienen gran repercusión en las comunidades marinas, como son: el efecto de masa de masa de isla que produce el propio macizo del Monte Hacho al interponerse a las corrientes marinas y los afloramientos de aguas profundas que se producen en las inmediaciones de la zona propuesta y son una consecuencia directa de la geomorfología de los fondos marinos y de las corrientes de salida del agua mediterránea profunda.
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