Aster squamatus (Spreng.) Hieron. Ámbito:

Terrestre

    Origen:

No nativa

    Identificador:

1077

Se trata de una especie originaria del continente americano, con un área de distribución natural muy amplia, abarcando desde Tejas hasta Argentina.

Florece de septiembre a febrero. Se reproduce solamente por semilla, de dispersión anemócora. Presenta un fuerte carácter invasor, con capacidad para extenderse y colonizar nuevos hábitats en poco tiempo.

Se trata de una planta algo termófila, que prefiere los climas suaves del litoral o de las zonas bajas, buscando en zonas continentales ambientes abrigados. Posee también una amplia valencia ecológica, adaptándose tanto a medios profundamente antropizados como a otros de carácter seminatural, siempre y cuando la humedad edáfica esté asegurada.

En América del Sur (Argentina, Brasil) es una maleza autóctona perjudicial para la agricultura. En nuestro país, por una parte es una mala hierba de los cultivos de regadío y por otra invade medios ruderalizados y humedales (orillas de ríos, marismas, etc.) a menudo salobres, como el Delta del Ebro, el Delta del Llobregat, la Albufera de Valencia, las Marismas del Guadalquivir y el Parque Nacional de Doñana, el Parque Nacional de las Tablas de Daimiel, la Ría de Ares (A Coruña), diversas marismas litorales del País Vasco, etc.

Tendencia demográfica estable en el ámbito global al encontrarse presente de manera muy generalizada, aunque pueden, sin embargo, aparecer nuevas poblaciones locales abundantes.

En los humedales naturales, el único método de control que podemos recomendar es la retirada manual de las plantas, repitiendo la operación durante algunos años hasta agotar el banco de semillas del suelo. No obstante, debido a su abundancia, es fácil que después de su eliminación vuelva a recolonizar el terreno a partir de poblaciones vecinas no controladas. Por ello, una vez producida la invasión, el control puede resultar muy complicado. La gran extensión que alcanza su área en nuestro país, lo numerosas que son sus poblaciones y la gran cantidad de diásporas que produce, hacen que plantearse su erradicación en el medio natural resulte ilusorio.

En agricultura, sí que resulta posible acometer su control mediante el empleo de herbicidas como aminotriazol, asulam, 2,4-D, fluometuron, glufosinato + MCPA, imazapir, terbutrina + simazina, etc. o bien con métodos mecánicos (laboreo, siega) en aquellos cultivos donde sea posible.