Arisarum vulgare O. Targ.-Tozz. Ámbito:

Terrestre

    Origen:

Nativa

    Identificador:

2418

Es propio de la región mediterránea y en España vive en el este y sudeste. También en las Islas Baleares y las Islas Canarias.

Florece de septiembre a junio.

Se encuentra en cultivos, bordes de camino y en grietas, en lugares nitrificados sobre sustratos básicos, hasta 1200 m.

Ocasionalmente, en tiempos de escasez, sus tubérculos fueron aprovechados como alimento humano en la provincia de Almería. Estos órganos subterráneos de reserva se recogían fundamentalmente para alimentar al ganado en varias zonas del sur y este peninsular y en Baleares. Se consideran un buen alimento para los cerdos durante todo el año, aunque de peor calidad al final de la primavera y en el verano, cuando permanece seca la parte aérea. Al igual que los cerdos, los jabalíes también hozan en el campo en busca de ellos.

En Mallorca dicen que las hojas también son comidas por los cerdos, mientras que otros animales no las comen. Como planta medicinal, se ha empleado para tratar diversas afecciones de la piel. Los tubérculos se usaron para curar los sabañones en Parcent (Alicante).

Para las heridas, en Mallorca se aplicaban emplastos de sus hojas, como vulnerario, y en Jódar (Jaén) las flores se mezclaban con aceite crudo de oliva y se aplicaba el ungüento resultante de forma tópica, como cicatrizante. En la localidad vecina de Bedmar se dice que las grajas comen muy bien los tubérculos, por eso se recogían para emplearlos de cebo y poder cazarlas, puesto que se consideraban animales dañinos para el campo y la agricultura. Entre los juegos tradicionales de Baleares se encontraba el coger por su parte inferior la espata, es decir, la bráctea grande, herbácea y solitaria que envuelve la inflorescencia (el espádice) en su interior; y decir Frare llec, frare llec, si no calles te tallaré es bec (Fraile lego, fraile lego, si no callas te cortaré el pico), o variantes como “si no cierras la boca” u “os cortaré el pescuezo”, y después cortar o arrancar el espádice.

En Jaén y Alicante los niños se divertían empleando como si fuese un candil la espata: rellenaban la espata con aceite de oliva, le ponían una mecha o “torcía” de hilo de algodón y la encendían. Sorprendentemente, estos candiles llegaban a durar alumbrando hasta un cuarto de hora, produciendo una llama considerable, como la de un mechero. En Callosa d’En Sarrià (Alicante), existe un dicho popular para indicar que una tierra es buena: Terra que cría rapa, ni es ven ni és barata (tierra que cría rapa, ni se vende ni es barata).

Es conocido que crece en ambientes húmedos, y que es especialmente frondosa en invierno.