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Cumbres y acantilados del norte de La Palma Zonas de Especial Proteccion para las Aves (Directiva Aves)
(Categoría UICN: No aplica)
Se localiza en la parte nororiental de la isla de La Palma, desde los 2200 m s.n.m. hasta la costa. Está afectado por los vientos del NE, lo cual le otorga un clima templado y seco, con veranos cálidos en las cotas bajas y frescos en las más altas. Comprende las cabeceras y tramos superiores de una serie de barrancos encajados en capas de basaltos pliocénicos entre los cuales resaltan un par de manchas de rocas plutónicas del complejo basal. Es especialmente importante la presencia de nacientes, como el de Marcos y Cordero, y la Playa de Nogales, de arenas negras y callados. Como consecuencia del gradiente altitudianl, la vegetación es muy variada, desde el matorral de leguminosas de las cumbres, donde domian el codeso (Adenocarpus viscosus), pasando por el pinar de pino canario (Pinus canariensis), que sobre los 1000-1200 m deja paso a uno de los mejores bosques de laurisilva de Canarias, con un elevado número de especies arbóreas de biotipo lauroide, como el viñátigo (Persea indica) y el til (Ocotea foetens). En los fondos de barrancos aparecen saucedas de Salix canariensis, mientras que en las cotas más bajas pueden verse restos del bosque termófilo, sobre todo en forma de sabinares de Juniperus turbinata, formaciones de tabaibal-cardonal, dominadas por arbustos del género Euphorbia como el cardón (E. canariensis) o la tabaiba amarga (E. obtusifolia), y la vegetación halófila, la más próxima a la costa, con especies como la lechuga marina (Astydamia latifolia) y el perejil marino (Crithmum maritimum). Los vertebrados están representados por reptiles, aves y mamíferos. Entre los reptiles se hallan el lagarto tizón palmero (Gallotia galloti palmae), el perenquén (Tarentola delalandii) y la tortuga boba (Caretta caretta), localizada en la Playa de Nogales. Los mamíferos son mayoritariamente introducidos (gatos, ratas, conejos), salvo los murciélagos, representados por el murciélago de Madeira (Pipistrellus maderensis), el orejudo canario (Plecotus teneriffae), el rabudo (Tadarida teniotis) y el nóctulo pequeño (Nyctalus leisleri). La avifauna contiene una gran riqueza. En la costa se localizan colonias de pardela cenicienta (Calonectris diomedea), así como el petrel de Bulwer (Bulweria bulwerii) y la pardela chica (Puffinus assimilis), pero es en los dominios de laurisilva donde se da una mayor riqueza, con una subespecie endémica de pinzón vulgar (Fringilla coelebs palmae), así como dos especies endémicas, la paloma turqué (Columba bolli) y la paloma rabiche (C.junoniae), y otras especies como la gallinuela (Scolopax rusticola) y la pardela pichoneta (Puffinus puffinus), que presenta aquí su principal enclave de cría en Canarias. El norte comprende una gran franja acantilada de la costa norte de La Palma, entre las puntas de la Madera y las Gaviotas. Incluye varias desembocaduras de barrancos (La Vica, Gallegos, Franceses, etc.), y dos barrancos de grandes dimensiones y excepcional valor natural, el de Fagundo y el de los Hombres; Ambos se encuentran encajados en basaltos pliocénicos pertenecientes a la serie antigua presente en todo el edificio norte de la isla, dejando al descubierto en los sectores más incididos de sus cauces la extraordinaria potencia de las sucesivas coladas que los forman. Entre dichos barrancos se extiende el largo y estrecho Lomo de las Jaras que desciende hasta el borde de un acantilado marino, tratándose de un área muy erosionada. Todo el sector acantilado es de gran interés geomorfológico, por el intensivo proceso de desmantelamiento de la acción marina que ha hecho retroceder la primitiva línea de costa. Al sur de este, nos encontramos un área geológicamente antigua, constituida por coladas basálticas de más de 1.000 m de potencia, que conforman todo el edificio norte de la isla. Se trata de un sector sometido a intensos procesos de erosión donde se han ido encajando las cabeceras y cauces de numerosos barrancos, que lo atraviesan de norte a sur, descolgándose desde el exterior de la caldera. Entre los cauces se recortan perfiles de interfluvios orientados en la misma dirección, que evolucionan hacia afiladas crestas, largas y estrechas. En el este nos encontramos el monte de Los Sauces y el de Las Nieves, en los altos de Santa Cruz de La Palma. El monte de Los Sauces se extiende por la ladera noreste de la isla, abarcando un considerable desnivel altitudinal de más de 2.300 m, al descender desde las cumbres de la caldera hasta la misma costa de Puntallana. En dicho lugar, la erosión continuada a lo largo de más de un millón de años ha modelado un paisaje accidentado de barrancos gigantescos, interfluvios en loma, más o menos afilados y grandes cuencas. Cuatro barrancos importantes surcan este monte: el del Agua, el de San Juan, el de la Fuente y el de Nogales. Además se incluyen importantes cabeceras como la de Marcos y Cordero, y la de la Galga, y elementos geomorfológicos singulares como el Cuchillete de San Juan. El monte de las Nieves incluye la fachada centro oriental de la isla, en un sector justo sobre Santa Cruz de la Palma, donde se encuentran las cabeceras y tramos superiores de barrancos como el de Quintero, El Río y la Madera. Se trata de una zona de difícil orografía, donde la erosión ha generado un paisaje diversificado de barrancos y lomos que discurren con dirección Oeste-Este. El paisaje linda por el oeste con la Caldera de Taburiente, en una franja estrecha en crestas de más de 2.000 m de altura, mientras que su límite este se encuentra a una cota considerablemente inferior, aproximadamente a 600 m de altura. Al oeste encontramos el Barranco de Las Angustias de grandes proporciones por donde desagua la espectacular Caldera de Taburiente. Por el cauce, fuertemente encajado, son arrastradas anualmente muchas toneladas de materiales, que en más de una ocasión han provocado grandes avalanchas en la desembocadura de Tazacorte. En el lecho del barranco afloran materiales antiguos del complejo basal, constituido por lavas almohadilladas, rocas plutónicas y una densa malla de diques. Las laderas del barranco, compuestas por materiales de la serie basáltica antigua, se muestran intensamente escarpadas a consecuencia del continuo desmantelamiento erosivo a lo largo de varios millones de años. Estos farallones tienen su mejor expresión en el acantilado de El Time con un desnivel de más de 400 m de altura. Más al sur aparece la unidad geológica denominada Cumbre Nueva. Esta se dispone en forma de circo abierto al oeste, desde el borde meridional de la caldera de Taburiente y relleno con una base de sedimentos antiguos que se ha interpretado como los restos de una vieja caldera desmantelada. Toda esta orografía está recubierta por un tapiz verde de notoria importancia. En general, en las cotas más altas la vegetación se encuentra dominada por el codeso, junto a este, y como elemento arbustivo típico de la vegetación potencial, aparece el retamón. En la vertiente este y nordeste de la isla, más abajo, hasta los 1.500 m, se asientan comunidades de pinar, con buenas muestras de bosque de transición en sus bandas inferiores; bajo el pinar se extiende una de las mejores masas de laurisilva de Canarias, que en algunos lugares desciende hasta casi alcanzar la costa. Al mismo tiempo, en la otra vertiente de esta ZEPA, hacia el oeste y noroeste, también encontramos una magnífica representación del pinar, con árboles de gran porte y antigüedad, que en las cotas más bajas, frecuentemente, se mezcla con almendros, y comienza a ocupar algunas zonas de cultivos abandonados. Aparte de ello, en algunos sectores inmediatamente inferiores al bosque, se asientan densos jarales que delimitan antiguos dominios de bosque. Por su parte, los escarpes costeros y de barranco conforman un hábitat rupícola con abundantes especies raras y amenazadas, la mayor parte protegidas por la normativa vigente. Sin embargo, generalmente los terrenos correspondientes al piso basal muestran una pobreza de asociaciones, parte de las cuales corresponden a comunidades de degradación del piso superior. La pobreza en asociaciones viene motivada por las condiciones poco favorables para el establecimiento de estas comunidades en la zona septentrional de la isla. A pesar de ello, cerca de la desembocadura de algunos barrancos se pueden presentar tabaibales y cardonales, junto a algún drago.
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Parque Nacional de Timanfaya Zonas de Especial Conservacion (Directiva Habitat), Zonas de Especial Proteccion para las Aves (Directiva Aves)
(Categoría UICN: No aplica)
Timanfaya es una de las mejores muestras de hábitats volcánico apenas colonizados por la vegetación, habitado por especies que viven a expensas de la materia orgánica transportada por el viento. Se trata de un hábitat donde la presencia humana ha sido prácticamente nula constituyendo un auténtico laboratorio de investigación para procesos de colonización biológica. En él abundan variados elementos de interes científico, geológico y geomorfológicos de gran singularidad como hornitos, cuevas, malpaíses, etc. y belleza paisajística. El parque nacional ocupa aproximadamente un 28% de los 172 Km2 que tiene la superficie de las lavas emitidas furante los seis años que duró la actividad volcánica de Timanfaya. Además de estos 48 Km2 de lavas recientes, el parque comprende unos 3 Km2 de materiales antiguos que constituyen "islotes" en un mar de lava de grandes proporciones. Estos islotes pueden ser muy antiguos, como caldera Bermeja, los Miraderos, islote de Hilario o islote de Halcones, entre otros, que pertenecen a la serie III; o pueden ser más modernos, como el islote de Mojón, la montaña de Juan Perdomo, la montaña de Pedro Perico, etc., que pertencen a la serie IV. A pesar de los años transcurridos desde la última erupción, todavía se registra cierta actividad geotérmica en al menos dos puntos del parque, el islote Hilario y la casa de los Camelleros. Al parecer, estas anomalías provienen de una cámara magmática residual situada a 2-3 Km de profundidad, que hace posible temperaturas de más de 600ºC a 13 m de profundidad, y de 100ºC a tan sólo unos centímetros de la superficie. La superficie de Timanfaya está ocupada mayormente por coladas tipo malpaís, pero también hay una importante proporción de lavas cordadas. Los depósitos de piroclastos (picón) son escasos y limitados a algunos conos. Abundan los hornitos, sobre todo en la zona este del parque donde se localizaron los puntos de emisión de lava -como el Manto de la Virgen, el hornito más significativo de todos-. Bajo las lavas se desarrolla un complejo sistema de tubos volcánicos de dimensiones no conocidas con exactitud. Se han explorado varios kilómetros de cuevas y aún hay tramos que con certeza jamás han sido pisados por el hombre. La vida de Timanfaya está dominada por los líquenes (unas 150 especies) y por los invertebrados (unas 120 especies). El líquen más abundante, hasta el punto de que llega a caracterizar el paisaje en gran parte de las lavas es Sterocaulon vesuvianum, un primocolonizador notablemente asentado en Canarias. Del total de invertebrados, 25 especies son habitantes propios del hábitat de lavas recientes y 9 viven en el medio cavernícola. La floravascular incluye unas 177 especies, pero la mayoría circunscritas a los islotes, cuya mayor antigüedad ha posibilitado una colonización más avanzada. La avifauna se distribuye sobre todo por la costa, e incluye 17 especies nidificantes, lo cual representa la mitad de la avifauna de Lanzarote. Son particularmente abundantes las pardelas cenicientas (Calonectris doimedea), el petrel de Bulwer (Bulweria bulwerii) y la paloma bravía (Columba livia). En Timanfaya nidifica una de las dos parejas conocidas de guirre (Neophron percnopterus) de la isla. Un 95% de la superficie de Timanfaya está considerada en su plan rector de uso y gestión como zona de reserva, por lo que apenas soporta uso alguno. Éste concentra en las zonas de uso moderado y especial, sobre todo en la entrada del parque, en los Camelleros y en el islote de Hilario. En este último lugar hay un restaurante y es el punto de partida y llegada de un circuito que se hace por una estrecha carretera asfaltada que recorre los volcanes de Timanfaya y su entorno. El parque recibe más de medio millón de visitantes al año, y es uno de los principales atractivos de la isla. Semejante afluencia comienza ya a causar problemas de conservación en las tres zonas de uso especial mencionadas, sobre todo en la de Hilario, donde las reducidas dimensiones no dan cabida para la gran cantidad de coches que acceden al lugar. Se debate la conveniencia de trasladar dicho aparcamiento fuera del parque, lo cual sin duda repercutiría favorablemente en su conservación.
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Llanos y cuchillos de Antigua Zonas de Especial Proteccion para las Aves (Directiva Aves)
(Categoría UICN: No aplica)
El área comprende en su mitad Oeste varios llanos (de norte a sur: El Diviso, El Escaque, Llanos de Medina, Mafasca y LLanos de los Alares) que se prolongan hacia el este a través de valles abiertos (Valle Hondo, Barranco de la Boca, Barranco de Antigua-Barranco de la Torre y Barranco de la Boca de Pozo Negro). Separando a estos barrancos se localizan los cuchillos (formaciones montañosas lineales de cumbre plana, generalmente pertenecientes al promer ciclo volcánico - Mioceno - formada por la acumulación de piroclastos y coladas basálticas) que incluyen Rosa del Taro, Montaña del Sombrero, Cuchillete de Buenavista, Macizo del Agudo y más al interior Morro de los Halcones. Las llanuras predegosas fueron cubiertas por coladas y piroclastos basálticos del segundo ciclo (Plioceno-Cuaternario) y han sido profusamente erosionadas. Los usos del territorio han sido tradicionalmente los ganaderos y los agrícolas. El pastoreo ha sido la actividad más relevante y que más incidencia sobre el territorio ha tenido. En el seno del área se encuentran núcleos de población como Las Pocetas, Casas de Majada Blanca y Casas del Cortijo.
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Acantilado de Las Traviesas Zonas de Especial Proteccion para las Aves (Directiva Aves)
(Categoría UICN: No aplica)
Roques y acantilados del oeste de la isla de La Palma, formados por apilamiento de coladas volcánicas, que sustentan una vida vegetal arraigada principalmente en las pequeñas repisas existentes. La cubierta vegetal está constituida por vegetación rupícola e integrantes de matorral de costa. Esta vegetación es albergue de numerosos invertebrados, como lo es también el sustrato edáfico. La presencia de aves del anexo I de la Directiva de Aves, como la pardela cenicienta (Calonectris diomedea borealis), el charrán común (Sterna hirundo), el halcón de berbería (Falco peregrinus pelegrinoides) y la graja (Pyrrhocorax pyrrhocorax) en este territorio y sus características fisiográficas confieren al lugar condiciones de refugio relevante para las aves marinas. (BD CNTRYES 2022)
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Roques de Garafia Zonas de Especial Proteccion para las Aves (Directiva Aves)
(Categoría UICN: No aplica)
Roques costeros del noroeste de la isla de La Palma, constituidos por restos de materiales lávicos que resisten la acción erosiva del mar, que presentan multitud de pequeñas repisas donde encuentran refugio numerosos individuos de las aves marinas de la zona. La vegetación está conformada por elementos de matorrales de costa y de formaciones halorresistentes del cinturón costero.
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Roque Negro Zonas de Especial Proteccion para las Aves (Directiva Aves)
(Categoría UICN: No aplica)
El área conmprende un tramo de acantilado de la costa nordeste de la isla de La Palma, así como una serie de roques próximos en el municipio de San Andrés y Sauces. La vegetación de la zona se corresponde con matorral de costa (tabaibales), elementos halorresistentes del cinturón costero y, en puntos muy concretos del acantilado, elementos rupícolas.
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Los Organos Zonas de Especial Proteccion para las Aves (Directiva Aves)
(Categoría UICN: No aplica)
Se trata de un acantilado costero situado en el norte de la isla de La Gomera, afectado por los alisios húmedos del NE, lo que determina un clima templado, suavizado por el mar, y con precipitaciones escasas. Está constituido por una serie de pequeños barrancos poco profundos que desembocan en la formación acantilada de Los Órganos, pitón fonolítico parcialmente desmantelado por la erosión marina. Incluye los terrenos más antiguos de la isla, correspondientes a series submarinas y rocas plutónicas de unos 20 millones de años de antiguedad. La vegetación está representada por comunidades típicamente costeras, con plantas de apetencias halófilas como la lechuga de mar (Astydamia latifolia), junto a plantas halorresistentes como Euphorbia aphylla, E. balsamifera, Schizogyne sericea, Plocama pendula, y endemismos poco comunes como Cheirolophus ghomerytus y Limonium brassicifolium. En las cotas más elelvadas aparecen formaciones de sabinas (Juniperus turbinata) , acompañadas de especies como Aeonium subplanum, Brachypodium arbuscula, Carlina salicifolia, etc. La fauna está representada básicamente por las aves, siendo especialmente destacable la presencia de varias parejas de charrán común (Sterna hirundo), constituyendo el enclave más importante de la isla, así como un nido, esporádicamente utilizado, de águila pescadora (Pandion haliaetus). Tabién hay que destacar la presencia de dos reptiles: el lagarto Gallotia galloti gomerae y el gekónido Tarentola gomerensis. Este espacio ocupa un sector de la coste norte de La Gomera, formado por materiales muy antiguos perteneciente al complejo basal del archipiélago. Se trata de rocas plutónicas y materiales emitidos baho el nivel del mar, que se encuentran intruidos por numerosos diques. Como resultado de esta gran antigüedad, la erosión ha provocado un importante desmantelamiento del relieve que, por otra parte, ha sido la cuasa del afloramiento en el acantilado costero espectacular pitón, de perfecta disjunción columnar de Los Órganos. Esta manifestación sálica (traquítica) atravesó el complejo basal, aunque aún conserva restos de dichos materiales en su parte superior. En el biota marino resulta destacable la presencia en un lugar concreto de la costa de un nido de águila pescadora, que es utilizado esporádicamente por dicha especie, y la existencia de varias parejas de charranes (Sterna hirundo). Los terrenos sobre el acantilado costero se componen de bancales y pastizales, entre los que hay algunas sabinas y plantaciones de pino carrasco. Esta zona es muy poco vistada por lo que apenas registra usos destacados, a no ser la activiad ganadera. Cerca de su límite sur, próximo al área protegida, se encuentra el caserío de Chigueré, de economía marginal y tradicionalmente ganadera. La zona engloba un acantilado costero situado en el norte de la isla, constituido por una serie de pequeños barrancos poco profundos que desembocan en la formación acantilada. Se trata de un pitón fonolítico parcialmente desmantelado por la erosión marina. En la franja litoral la vegetación está representada por comunidades típicamente costeras, con plantas de apetencias halófilas junto a plantas halorresistentes. En la localidad también se aprecian especies propias del termófilo (sabinar), aunque por lo general en cotas algo superiores.
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Costa de Majona, El Aguila y Avalo Zonas de Especial Proteccion para las Aves (Directiva Aves)
(Categoría UICN: No aplica)
La zona, situada a lo largo de la costa nororiental de la isla de La Gomera, se caracteriza por la presencia de roques y acantilados marinos. Aparte de ello, el área también integra una plataforma de abrasión con una duna fósil. En general abundan las plantas halófilas y rupícolas. Por otro lado, la plataforma presenta comunidades vegetales propias de zonas arenosas influenciadas por la maresía.
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Acantilados de Santo Domingo Zonas de Especial Proteccion para las Aves (Directiva Aves)
(Categoría UICN: No aplica)
Se trata de acantilados costeros con orientación norte, donde las características bioclimáticas permiten el desarrollo óptimo de matorrales halorresistentes. Es un espacio cálido y ligeramente húmedo por el aporte del pulverizado marino. El lugar destaca por la presencia de algunas colonias de aves marinas. Con relación al Anexo I de la Directiva de Aves, hay citas de pardela chica (Puffinus assimilis baroli), pardela cenicienta (Calonectris diomedea borealis) y petrel de Bulwer (Bulweria bulwerii). (BD CNTRYES 2022)
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Roque de la Playa Zonas de Especial Proteccion para las Aves (Directiva Aves)
(Categoría UICN: No aplica)
Se trata de un pequeño roque, cubierto de vegetación halófila, cercano a la costa norte de Tenerife. Concretamente, el roque se ubica en el municipio de La Victoria de Acentejo.
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Rasca y Guaza Zonas de Especial Proteccion para las Aves (Directiva Aves)
(Categoría UICN: No aplica)
El lugar se localiza en la vertiente sur de la isla de Tenerife, en el municipio de Arona. Los terrenos de Rasca abarcan un malpaís que se extiende hasta la costa, y una serie de conos volcánicos (serie III) en su parte más septentrional, donde sobresale la Montaña Grande o Gorda de Rasca, un volcán en herradura de 151 m de altura. El Malpaís de la Rasca cuenta con una excelente muestra de hábitat xérico característico de del piso basal, dominado por el cardón (Euphorbia canariensis) y la tabaiba dulce (Euphorbia balsamifera), que crecen junto a especies acompañantes como la leña blanca (Neochamaelea pulvurulenta), el cardoncillo (Ceropegia fusca), etc. Por su parte, Guaza es un domo extrusivo (conodomo) de grandes dimensiones, con 428 m de altura máxima, que junto con las lavas vertidas hacia el sur -que formaron las llamadas Mesas de Guaza-, configura un edificio volcánico de gran valor referencial en el sur de Tenerife. En la costa, la erosión marina ha labrado un acantilado de gran verticalidad, con muestras de disyunción columnar. En Guaza, también se puede observar la vegetación característica de la zona baja de esta orientación de la isla, la cual ha sufrido un fuerte deterioro en su entorno.
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Tamadaba Zonas de Especial Proteccion para las Aves (Directiva Aves)
(Categoría UICN: No aplica)
Amplio Espacio Natural situado en el Noroeste de la isla de Gran Canaria, que abarca el macizo formado por las montañas de Tirma, Altavista y Tamadaba, asi como una franja costera. La zona se caracteriza por inviernos fríos, en relacion con las temperaturas medis de Canarias, y veranos secos y soleados, el total pluviométrico está en torno a los 700 mm. El Macizo de Tamadaba se formó por acumulaciones del primer ciclo eruptivo de la isla, se trata de basaltos antiguos, miocénicos, cubiertos por materiales del complejo traquisienítico. El espcio posee una enorme riqueza florística destacando las formaciones de pinar húmedo y la vegetación rupicola. En el área de pinar (Pinus canariensis), aparecen matorrales en los que podemos encontar Cistus simphytifolius, Asphodelus microcarpus, Lotus spartioides, Micromeria pineolens, Ixoplexis isabelliana, etc. El parque ocupa un amplio sector del noroeste de la isla, que por sus características constituye un macizo aislado formado por materiales antiguos profusamente atravesados por una densa malla de diques. El macizo está formado por la montañas de Tirma, Altavista y Tamadaba. En la costa la erosión ha labrado grandes acantilados como el del Andén Verde, uno de los mayores de la isla, y peculiares formaciones como el Dedo de Dios. También incluye zonas más modernas, como punta de Arenas, donde hay interesantes depósitos dunares cuaternarios, de carácter relíctico. Las zonas más altas al norte del parque natural, sobre los 1.000 m, están ocupadas por un magnífico pinar que se extiende por todo el macizo de Tamadaba y parte de Altavista, hasta los acantilados de Guayedra y Faneque. Sus cotas inferiores están definidas por abigarrados jarales que evidencia el antiguo límite del pinar. En las zonas medias y bajas abundan los cardones, que más cerca de la costas ceden dominancia a las tabaibas (Euphorbia balsamifera) y las toldas (Eurphorbia aphylla). En algunos sectores concretos cerca de Guayedra hay también almácigos (Pistacia atlantica) y otras formaciones propias de bosques termófilos, y en el cauce de los barrancos perviven bosquetes de palmeras (Phoenix canariensis) y tarajales (Tamarix canariensis). Aquí se encuentra también el cedro canario (Juniperus cedrus), siendo uno de los pocos lugares de la isla donde se conoce. La flora rupícola presenta en este espacio una excelente representación con abundantes endemismos, sobre todo en los riscos de Guayedra y los acantilados del Andén Verde donde se refugia una docena de endemismos locales. Entre las muchas especies de la flora amenazada que se conocen de este lugar destacan varias exclusivas de Gran Canaria y que se consideran en peligro, dadas sus reparticiones en zonas muy concretas, como la magarza (Argyranthemum lidii) cerca del Andén Verde, la lengua de pájaro (Globularia ascanii bystropogophyllum) en los riscos del Pinar, o la hija de don Enrique (Sventenia bupleroides), en Guayedra y Faneque, entre otras. En el pinar de Tambada sobresalen dos especies de aves endémicas de gran relevancia, el pinzón azul de Gran Canaria (Fringilla teydea polatzeki) y el picapinos (Dendrocopos major thanneri), que tienen aquí poblaciones en buen estado de conservación. Dentro de este espacio se ubica la población de El Risco, en torno al cual se concentran terrenos agrícolas donde se cultivan plátanos, tomates y aguacates. Puntualmente hay también cultivos de frutales cerca de Tirma y bajo El Saucillo. Quizá el uso más intenso que ha sufrido esta comarca es el de la ganadería, que todavía persiste, a pesar de haberse reducido considerablemente. Todo el parque está atravesado en su parte occidental por la carretera de San Nicolás-Agaete. El área de la ampliación tiene características similares a las de la superficie actualmente protegida. Esta ZEPA ocupa un amplio sector del noroeste de la isla, que por sus características constituye un macizo aislado formado por materiales antiguos profusamente atravesados por una densa malla de diques. El macizo está formado por las montañas de Tirma, Altavista y Tamadaba. En la costa, la erosión ha labrado grandes acantilados como el del Andén Verde, uno de los mayores de la isla, y peculiares formaciones como el Dedo de Dios. También incluye zonas más modernas, como punta de Arenas, donde hay interesantes depósitos dunares cuaternarios, de carácter relíctico. La red de barrancos, escarpes y macizos de esta zona configuran un paisaje erosivo de contrates y gran belleza, donde se pueden identificar elementos naturales de notable interés geomorfológico. Aparte de ello, en Tamadaba se encuentra uno de los pinares naturales mejor conservados de la isla, de notable eficacia en la captación hidrológica, como atestigua la presencia de varias presas artificiales en su entorno. Las zonas más altas, al norte, sobre los 1.000 m, están ocupadas por un magnífico pinar que se extiende por todo el macizo de Tamadaba y parte de Altavista, hasta los acantilados de Guayedra y Faneque. Sus cotas inferiores están definidas por abigarrados jarales que evidencian el antiguo límite del pinar. En las zonas medias y bajas abundan los cardones, que más cerca de las costas ceden dominancia a las tabaibas (Euphorbia balsamifera) y las toldas (Eurphorbia aphylla). En algunos sectores concretos, cerca de Guayedra, hay también almácigos (Pistacia atlantica) y otras formaciones propias de bosques termófilos, y en el cauce de los barrancos perviven bosquetes de palmeras (Phoenix canariensis) y tarajales (Tamarix canariensis). Aquí se encuentra también el cedro canario (Juniperus cedrus), siendo uno de los pocos lugares de la isla donde se conoce. La flora rupícola aparece bien representada en el área, mostrando abundantes endemismos, sobre todo en los riscos de Guayedra y los acantilados del Andén Verde, donde se refugia una docena de endemismos locales.
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Costa del norte de Fuerteventura Zonas de Especial Proteccion para las Aves (Directiva Aves)
(Categoría UICN: No aplica)
El lugar se sitúa en la costa norte de la isla de Fuerteventura, en el municipio de La Oliva. La zona presenta dunas, playas arenosas y bajíos costeros. La zona a proteger se extiende por la costa, desde El Tostón o Cotillo, donde se inicia la costa del malpaís, hasta llegar a un punto próximo al núcleo de Corralejo. Ésta es recortada a causa de los brazos de lava que penetran en el mar, con bajos fondos, rocas y farallones. Destacan la pequeña península del Faro de El Tostón, que forma la caleta de El Marrajo, y la playa de Majanicho, Punta Tiñosa, la más septentrional de la isla. Se incluye también un entrante de arenas a la altura de la playa de Majanicho. La vegetación que muestra se compone de herbáceas y matorrales xéricos.
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Vallebron y valles de Fimapaire y Fenimoy Zonas de Especial Proteccion para las Aves (Directiva Aves)
(Categoría UICN: No aplica)
La zona, situada hacia el centro del sector norte de la isla, en los municipios de La Oliva y Puerto del Rosario, abarca un conjunto montañoso que se inicia con pequeñas y aisladas elevaciones, para seguir con una serie de pequeños conos que culminan en Montaña Escanfraga. Al Sur del conjunto anterior hay una serie de valles en U, la mayoría sin cabecera bien definida, y separados por una sucesión de cuchillos y morros paralelos; se trata de los valles de Fenimoy, Finapaire y Vallebrón. Todos estos valles son muy evolucionados, formados en épocas de abundantes lluvias, por lo que en la actualidad carecen de potencia para evacuar los materiales acumulados en su fondo. En cuanto a la vegetación se caracteriza por la presencia de matorrales y pastizales áridos. Las bases de los escarpes menos inclinadas albergan una vegetación rala de aulagas (Launaea arborescens) y bruscas (Salsola vermiculata). En las zonas más verticales se asientan comunidades rupícolas donde se refugian interesantes endemismos como el espinero (Rhamnus crenulata), la jorja (Nauplius sericeus) o el garbancillo (Ononis hebecarpa), entre otras especies.
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Llanos de La Corona y Tegala Grande Zonas de Especial Proteccion para las Aves (Directiva Aves)
(Categoría UICN: No aplica)
La zona se sitúa en la parte este del sector central de la isla de Lanzarote. Concretamente, se localiza al pie de los lomos que descienden de Las Nieves, y limitado al Oeste por la montaña de Guanapay que lo separa del núcleo de Teguise; extendiéndose en un amplio llano que penetra en el macizo de Famara por la vega de San José. Hacia el Sur-Sureste, aparece ligeramente inclinada hasta enlazar con la terraza litoral, sin solución de continuidad; corresponde en gran parte a un manto de lavas de la Serie II, emitidas desde la zona de Guanapay. El lugar aparece dividido en varios espacios, sin límites precisos, como son la meseta de La Torre, al Sureste de Guanapay, que se extiende hacia el Este por Tegala Grande y Los Roferos; y los llanos de Teseguite y el Mojón, al Noroeste. Este último se encuentra situado al píe de Los Vallichuelos, y está atravesado por el barranco de Manguía. La vegetación se caracteriza por la presencia de matorral y pastizales xerófilos, mostrando aulaga (Launaea arborescens), espino de mar (Lycium intricatum), brusca (Salsola vermiculata), cenizo (Chenopodium sp.), etc.
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